jueves, 10 de febrero de 2011

2º NOMADA EFIMERO "CALA FERRIOL"

Fotos realizadas por TONI
Como os había contado antes en el anterior relato, el presentimiento de que tenia que volver a la cala otra vez a terminar algo, se cumplió.
Estábamos a día 30 de Julio de 2010, ya habían transcurrido exactamente 17 días desde que marchara de aquel rincón mágico del que tanto me había impregnado, me acordaba muy bien que al partir me sentía triste y alegre a la misma vez, tenia una mezcla de sensaciones que todavía daban vueltas en mi cabeza y sentía bien cercanas, estaba pasando por una situación que me mantenía los sentimientos alterados y a flor de piel.
Este día ya al final de las vacaciones no era del todo radiante como el de la otra vez, unas nubes amenazantes daban la inseguridad de que podría llover en cualquier momento, pero esto no me preocupaba, había hecho mucho calor los días anteriores y se agradecía un poco ese cambio en el tiempo.


Tenia un firme propósito, así que me encamine como la otra vez por aquella zona agreste y rocosa con el camino aprendido, llena de bosque de pinos bajos y paramos pedregosos donde solo viven las plantes mas resistentes, que suelen ser las mas aromáticas y medicinales.



Con mis pensamientos desgranándose en un dialogo interior, iba caminando al encuentro de la cala secreta y tan sorprendente que me había dado tantas buenas sensaciones, que había visto nacer y albergaba mi primer Nómada Efímero.


Me había propuesto no hacerme ninguna idea preconcebida de lo que podía encontrar, podía haber pasado de todo en 17 días, pero la verdad no me importaba demasiado, savia que todo estaba expuesto en la naturaleza y por consiguiente a un cambio constante.
Pero de todos modos lo que descubrí me dejo totalmente desconcertado, llenándome de perplejidad absoluta.
No quedaba nada de la anterior escultura efímera, era como si un ser invisible se la hubiese llevado, haciéndola desaparecer por completo, estaba claro que había hecho juicio a su nombre.
Pero no me preocupo, yo volvía ha estar allí y eso era lo importante, la podía rehacer o incluso volver hacer una de nueva escultura.
De todas maneras lo curioso del caso fue cuando me di una vuelta por los alrededores en busca de nuevo material, entonces me fui encontrando partes de la anterior escultura, trozo a trozo diseminada aquí y allá, era como si alguien la hubiera desmontado pieza a pieza y esparcido por todas partes en un extraño rito, fui recuperando lo que pude, pensé que era una buena idea que formaran parte del nuevo Nómada Efímero, junto con mas material que había recogido hasta el momento.
No di más vueltas sobre lo que había sucedido a la anterior escultura y me sumergí en la nueva, recopilando el nuevo material junto con el antiguo hice una selección, que ya estaba tomando forma en mi cabeza en una primera idea, renacería un nuevo Nómada Efímero y esta vez seria más elaborado y sólido, también quizás más grande.
Entonces cuando estaba en plena efervescencia y absorto, buscando entre los troncos para sentar una buena base sólida para empezar a construirla, sucedió un hecho inesperado por mi:
Apareció pequeña niña francesa de unos 5 años de edad que me preguntaba con cara extrañada, que es lo que estaba haciendo.



Yo le respondí muy amablemente con un francés un tanto oxidado, que estaba construyendo una escultura y que se imaginara lo que quisiera que fuese, que se cumpliera.
Al cabo de estar un buen rato observándome muy concentrada lo que hacia, se fue sin mediar palabra.
Pensé para mis adentros que no había quedado muy convencida de lo que le había intentado decir, era normal que no entendiera nada, pero no fue así al final.
Pensándolo bien hasta para mi a veces es difícil plasmar en palabras una idea clara de lo que pretendo hacer, cuando estoy en pleno proceso expansivo de creación me cuesta encontrar palabras y mas a una niña de 5 años y francesa ¡!.
Pero al cabo de un rato volvió interesada y esta vez con su padre también intrigado por lo que ella le había contado, le había dicho que quería ver lo que estaba haciendo, pero esta vez por suerte su padre hablaba castellano, me contó lo que su hija le había dicho de mi, fue muy curiosa la situación.
La niña les dijo que quería volver conmigo entre muchas cosas, para poder participar en la construcción de mi escultura.
Yo aceptando de muy buen grado tan desinteresada ayuda, pensé que seria una experiencia en hacer participar a una pequeña criatura, libre por un lado y sin contaminación.
Le encomendé la tarea de recoger los pedacitos de madera que encontrase y también le indique una parte de la escultura donde los podría ir colocando, poco a poco, tan pequeña como era, se aplico a su nuevo cometido, y así empezó una estrecha colaboración en un dialogo sencillo y simpático, mientras tanto iba tomando forma lo que seria el segundo Nómada Efímero, pero esta vez con ayuda de la pequeña que aportaba su granito de arena.




Luego cuando estuvo terminada, hicimos las fotos que hicieron falta para que la escultura quedase debidamente documentada.







Ya mas tarde, quedaría el recuerdo, de la sensación agradable de la experiencia de haber vuelto y terminado una cosa que había quedado por hacer, era como cerrar las paginas de un libro acabado de leer y la impresión que da al haberte gustado mucho.
Cuando subía por el camino empinado que dejaba atrás el bosque de pinos que escondía la playa, sabia dentro de mi que tardaría esta vez bastante tiempo en volver a la mágica cala de los Nómadas Efímeros.
Pero también sabía que había quedado una huella imborrable de buenas sensaciones en mi cerebro, y que nunca desaparecerían.



Esta experiencia solo se puede tener cuando uno se habré a la pasión por lo que se cree, y se deja llevar por la creatividad, es entonces que sale todo lo bueno y que se propone sinceramente, se crea un dialogo cuando se conecta con la naturaleza a un nivel sutil y básico, y al final al terminar la obra queda una sensación orgásmica, que no se puede contar con palabras.
Toni

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