jueves, 10 de febrero de 2011

1º NOMADA EFIMERO "CALA FERRIOL"

Fotos realizadas por TONI
El día 13 de Julio de 2010 era uno de tantos días calurosos de aquel verano, pero ese preciso día seria del todo especial para mi, estaba en un pequeño pueblo de la Costa Brava de nombre L’Estartit descansando y tratando de reorganizar mis pensamientos en un proceso de enfocar una nueva etapa de mi vida, canalizando ideas para emprender con fuerza un nuevo proyecto, que en aquellos momentos no sabia exactamente como saldría, por eso me había dado un tiempo para escucharme a mi mismo y estar a la expectativa de cualquier inspiración.
Con todo eso decidí aprovechar bien el día.
Me habían hablado, y hace mucho de eso: de una cala pérdida entre acantilados en el macizo del Montgri.
Sabía que había una larga excursión por una zona agreste y virgen para llegar a ella, también por suerte todavía era parte poco frecuentada por el turismo, dentro de mi tenía la corazonada que era el momento adecuado para hacerle una visita, y así lo hice.
Aquella parte de la costa es de una extraordinaria belleza, con bosques tupidos de pinos que llegan hasta el mar en una abrupta caída sobre el agua.
Y es allí donde se esconden estas paradisíacas calas tan difíciles de acceder llenas de historias y misterios de épocas pasadas, por suerte solo se puede llegar caminando en una larga excursión o por mar en barca, emulando a antiguos aventureros y a piratas que en otros tiempos eran refugio para ellos.
Mientras me encaminaba a su encuentro iba pensando en todo lo que me habían contado de ella, me hablaron que tenia una playa que estaba llena de guijarros blancos y que cuando estaba el sol en lo mas alto en su cenit, al medio día, deslumbraba su blancura.
Al estar escondida el agua permanecía siempre en calma y en su poca profundidad era cristalina, los acantilados que la rodeaban rebosantes de pinos llegaban hasta la orilla, mi cabeza ya se lo estaba imaginando, pero para llegar a ver todo aquello tenia un largo trayecto bajo el sol, en un caluroso día de verano.
Cuando ya hacia rato que estaba en el camino y en medio de la nada rodeado de silencio, me di cuenta que tan solo era truncado por el raspar de las cigarras, era un rumor constante que iba y venia transportado por los efluvios del calor, su música me acompañaría durante todo el camino, por suerte de tanto en tanto una suave brisa me llegaba para refrescarme, y sofocar el calor que me tenia todo el cuerpo empapaba producido caminata.
Era un día espléndido, tenia un cielo azul deslumbrante por techo, el mar que brillaba como un espejo y que se perdía de vista en el horizonte, muy lejos se podía vislumbrar entre la bruma del calor la sombra del Cap de Creus.

Ya hacia roto que notaba la soledad en aquel paraje, la podía notar a mi alrededor, pero a diferencia de otras veces, aquella quietud me llenaba de paz y que al mismo tiempo de fuerza y vigor, respiraba un aire emborrachado por olores, que el calor del sol hacia desprender de las plantas aromáticas, (romero, tomillo, etc.) en aquella zona estaba repleto de ellas.
Estaba pletórico, lleno de entusiasmo e ilusionado, por descubrir esa cala escondida de la que tanto me habían hablado.
Al final el esfuerzo valió la pena, superando con creces las expectativas, me encontraba bajando por un sendero escarpado que me llevaba hasta una garganta boscosa, presentía que ya estaba llegando al final de mi trayecto, entonces fue cuando empecé a vislumbrar entre los pinos que abajo, que se adivinaba una playa de piedras redondas y blancas que llegaban hasta el mar, la cala estaba a mis pies totalmente vacía para mi.

Quede extasiado un buen rato contemplando el paisaje, era todo cierto lo que me habían dicho, el agua calmada y cristalina se mecía suavemente, aquello parecía un hechizo.


No lo pensé dos veces, la cala me invitaba sin lugar a dudas a darme un buen baño refrescante y reparador, y la playa me daba la bienvenida ofreciéndome su solitaria desnudez.
Aprovechado ese momento mágico e irrepetible, me lance en un arrebato de alegría producido por el contacto con la naturaleza mas salvaje, sin pensarlo un instante me desnude corriendo y me zambullí en aquellas aguas frescas y limpias para purificarme y refrescarme después de la caminata bajo el sol.

Tenia que tomar fuerzas para luego emprender con el proyecto que me había llevado hasta allí.
(Esta cala existe, no me lo estoy inventando “nada” se llama Cala Ferriol).
Ya descansado, empecé a investigar los alrededores adentrándome en un bosque tupido de pinos bajos que desprendían ese olor tan típico a resina, producido por el calor, también subiendo a las rocas para admirar la vista y en busca de material que me serviría para lo que tenia previsto hacer, juntamente con un buen emplazamiento para situar lo que seria mi primer Nómada Efímero.

Muy pronto me hice con una buena provisión de trocos, y ramas de pino, todo estaba reseco y retorcido por la severidad del clima, aquellas formas me inspiraban e iban a ser muy practicas para lo que tenia en mente, luego no me hizo falta buscar demasiado para encontrar un sin fin de piedras de todos los tamaños y formas algunas llenas de agujeros producidos por la erosión de los animales marinos, que le daban un aspecto de lo mas curioso, pensé que serian parte importante de la escultura.
Poco a poco iba tomando forma, una estructura en equilibrio que al final seria un Nómada Efímero (mi primero), evocaba a diversas cosas, quizás a un barco estilizado y frágil o también un árbol caprichoso en una posición imposible, no se ?, (al final de la historia se pueden dar opiniones al respecto).





Me deje llevar por la improvisación que me daba el momento y el lugar, dejándome impregnar de su naturaleza salvaje y básica y dando rienda suelta a mi imaginación extrema sin ningún tapujo. Procurando colocar cada elemento de ese rompecabezas que naturaleza me brindaba, y tratando que todo se sostuviera en un equilibrio primitivo, recordando antepasados de edades remotas, por un rato me sentí como ser de la prehistoria, realizando algún tipo de rito, y fui feliz.
Ahora volviendo a la realidad, ya sabemos que la gravedad es pura y dura, y que todo tiende a caer, y es allí estaba mi reto, tenia que procurar mantenerlo todo en pie un periodo de tiempo aceptable, para que la escultura cobrase vida real y fuera un hecho.



Y lo logre, lleno de satisfacción al cabo de un par de horas di por terminada mi primera escultura efímera, después di paso a documentar todo lo hecho fotografiándolo de todos los ángulos posibles.





Tuve un presentimiento al marchar de aquel lugar, que no tardaría demasiado tiempo en volver otra vez a este mágico rincón, con los pensamientos a flor de piel, tenía la extraña sensación de lágrimas en los ojos, pero me sentía contento, sentía dentro de mi que bullían sentimientos y todo tipo de nuevas sensaciones y una de ellas era de haber echo algo bien ese día.



Al final muy a mi pesar, me encamine sendero arriba para encontrar el camino de vuelta a L’Estartit, ya estaba mas tranquilo y los pensamientos se habían apaciguado, no era casualidad que me encontrara en aquel sitio, era por algo, entonces pensé que lo había hecho por que era el momento que tocaba y necesitaba hacerlo.
Toni.

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