Nuestros pasos los de Mª
Jesús y Yo nos llevaron otra vez a Galicia a terminar una parte del Camino de
Santiago que habíamos empezado el año pasado, fue una promesa que nos hicimos.
Aquellos parajes de la
“Costa de la Morte” nos cautivaron y queríamos volverlos ha disfrutarlos.
Esta parte del camino es
poco conocida, ya que la mayoría de los peregrinos dan por terminado su
peregrinaje en Santiago, gran error porque el fin esta en Finisterre donde el
apóstol Santiago quería saber donde terminaba la tierra y el sol desaparecía,
con la creencia en aquellos tiempos que
la tierra era plana y que todo se hundía en un gran abismo desconocido, nadie
sabia todavía que la tierra era redonda.
Como os digo esta parte
del camino nos lleva por el litoral hasta Muxia, un pequeño pueblo marinero que
era poco conocido anteriormente, pero desgraciadamente por la catástrofe del “Prestige”
paso a primera plana de la noticia, ahora y con gran esfuerzo de miles
voluntarios anónimos estos litorales vuelven a ser lo que habían sido antes el
vertido del crudo.
Pese a los incendios
provocados y la especulación del suelo para malvar atar el precio de madera para
luego comprarla por debajo de su coste por las papeleras, estos parajes todavía
consiguen ser vírgenes guardando su encanto salvaje, playas de arena blanca,
acantilados desafiantes y frondosos bloques que lo rodean todo, hacen que de
todo ello un entorno mágico, y que si te pones a meditar contemplándolos te
llevan a tiempos pasados cuantos los Celtas poblaban estas costas agrestes y peligrosas
blandidas por el mar.
Para terminar esta primera
parte del relato de nuestro camino particular nos llevo otra vez a Finisterre,
es un lugar para nosotros tiene algo que nos tiene enganchados, tal vez esta en
la magia escondida de sus puestas de sol espectaculares o quizás algo que no
sábenos y que nos arrastra.
Pero os preguntareis, el Nómada
Efímero donde estaba, todavía no habia surgido una circunstancia especial, que
aunara todos los elementos que hacen que sea el momento preciso, yo sabia que
tarde o temprano encontraría el entorno especial adecuado, solo tenia que dejar
que mis pasos me llevaran a el, pero esta vez fue lejos del camino.
Y así fue como lo encontré,
de golpe y sin pensarlo lo vi claro.
En una pequeña playa paradisíaca
de arena fina y blanca, rodeada de rocas de granito redondeadas por la fuerza
del océano Atlántico que ahora se mostraba “`pacifico y manso”.En estos
momentos nos encontrábamos el la península de O Grove en las rías bajas
Gallegas, un entorno plagado de pequeñas islas y el parque natural de la isla
de Aruosa, allí fue donde encontré el sitio perfecto.
Pensaba que ya lo había
visto todo, pero realmente existen estos lugares que te dejan con la boca
abierta cuando los ves, y este fue uno de ellos, con el Océano Atlántico como talón
de fondo y con un azul intenso, empecé a dar forma al Nómada Efímero que tenia
que quedar allí plantado para dejar constancia de paso Nómada, que es siempre
respetuoso con la naturaleza y el entorno.
A lo lejos se divisaba una
familia de delfines que jugueteaban con sus crías, mi compañera Mª Jesús estaba
encantada por el espectáculo, como os
podéis imaginar el entorno no podía ser mas propicio, la sensación de libertad
y amplitud de un horizonte que se juntaba con el cielo lo dejaba bien claro
donde tenia que estar el.
Y así fue como el Nómada
Efímero “Cruceiro Peregrino” quedo plantado en esa playa de arena blanca, que
después a merced de las olas y el viento el Nómada aguantaría lo que la
naturaleza quisiera.
Solo me queda deciros que
este Nómada Efímero es mi pequeño homenaje a los voluntarios que con tanto
esfuerzo devolvieron a estas playas y rincones irrepetibles su estado salvaje y
natural, que aun ahora podemos disfrutar los que nos acercamos a ellos para
impregnarnos de su belleza.
Aquí tenéis una pequeña
muestra en fotos de todo lo explicado en este viaje y fin de este camino, por
ahora y también daros las gracias por vuestra paciencia.
Toni
Fotos realizadas por Toni
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